Hoy quiero contarles como era aquella maestra de la que tanto aprendí
Ella era el alma del centro, vivía por nuestro cole, sonreía y alguna vez que otra también le tocó llorar.
Nos ayudaba en todo y más. Siempre tenía una sonrisa para darme y también le encantaba buscarme las cosquillas.
Podría decirles que era mi mami-maestra y la de muchos más compañeros.
A día de hoy se siente presente en todo el centro. Aún conservamos su mural, al que le dedicó mucho tiempo y amor, su pasillo, su clase… siempre serán suyos.
Los libros y ella siempre andaban de la mano. La biblioteca, los registros de libros… Me encantaría que cuando estemos en ese colegio nuevo, su espíritu se traslade también a él, volando desde el comedor para contagiar su trabajo, pasando por las aulas para brindar sabiduría, visitando los despachos del equipo directivo para llevarnos su fuerza y camaradería y aterrizar en nuestra biblioteca para colocar en su entrada un cartel que ponga “La Biblioteca de Dª Manola” para que siempre pueda contagiarles a todos los que pasen por nuestro colegio su AMOR POR LA ENSEÑANZA.
¡Te quiero mucho! Miguel Mederos Pérez.