domingo, 3 de junio de 2012

Artículo publicado por el Ayuntamiento de La Laguna sobre el proyecto de educación vial del CEIP Montaña Pacho, coordinado por Miguel Mederos Pérez



miércoles, 15 de junio de 2011

Alumnos del CEIP Montaña Pacho participan en un proyecto de educación vial para integrar a niños con dificultades

Se trata de una iniciativa pionera en la que los niños enseñan a sus propios compañeros a respetar las normas de educación vial y se convierten en ejemplo para los demás
Un grupo de alumnos del Colegio Montaña Pacho en La Laguna participan en un proyecto de educación vial cuya finalidad es integrar a niños que presentan diferentes tipos de dificultades de comportamiento o integración, al tiempo que aprenden las normas de tráfico y seguridad vial de una forma práctica y amena.
 Así, un grupo de 12 alumnos de 5º y 6º de primaria han confeccionado un aula vial y un material didáctico, bajo la coordinación del director del proyecto y jefe de estudios del centro de educación infantil y primaria, Alexis Mederos Pérez. Este material se presentará en dos concursos a nivel nacional, uno del Ministerio del Interior y otro de la DGT.
 El concejal en funciones de Educación del Ayuntamiento de La Laguna, Domingo Galván, estuvo presente esta mañana en el aula de Educación Vial del Colegio Montaña Pacho, acompañado por el concejal de Servicios Municipales, Plácido Mejías para comprobar los resultados de los trabajos que se están desarrollando con los pequeños. La jornada también contó con la presencia del jefe de la Policía Local de La Laguna, Luis Santos, la profesora de psicología de la Universidad de La Laguna, Ángela Torbay Betancor, que apoyará el proyecto desde la perspectiva de la resiliencia y de la Psicóloga Mª del Rocío González Castro, colaboradora del proyecto, además de diferentes representantes de la Guardia Civil de Tráfico, la Dirección General de Tráfico, la asociación Polivial Canarias, el Ampa del centro, padres, alumnado y otros representantes del centro Montaña Pacho.
 Domingo Galván subrayó “la importancia de apoyar este tipo de iniciativas innovadoras que contribuyen a la educación de los niños, especialmente de aquellos que, por unas u otras razones, presentan más dificultades, para que puedan superar sus carencias y desarrollar todas sus potencialidades de una forma participativa y constructiva, sirviendo de modelo de superación y aprendizaje a otros compañeros. Asimismo, el edil destacó “la necesidad de enseñar desde edades tempranas todo lo relativo a la seguridad vial con el fin de mejorar las normas de convivencia y accesibilidad en el municipio, una línea en la que también trabaja todo el año la Policía Local de La Laguna”

Mediadores en Seguridad Vial
La filosofía del proyecto es aportar confianza a los alumnos que presentan diferentes dificultades de conducta o integración en la vida escolar y enseñarles las principales normas de seguridad vial para que ellos mismos sean quienes se conviertan en “mediadores” y enseñen a sus compañeros, convirtiéndose en un modelo para ellos. De esta forma, en el grupo que participa en el proyecto se encuentran integrados, tanto niños con dificultades, como otros alumnos que destacan por su buen rendimiento académico y sus óptimas habilidades sociales. Se trata, tal y como ha explicado el coordinador del proyecto Alexis Mederos, de conseguir la integración de todo el grupo en torno a un mismo objetivo con la perspectiva de que sean los propios alumnos los que participen activamente en su propio aprendizaje y se sientan útiles.
Tal y como valora Mederos, hasta el momento se han conseguido muy buenos resultados y para ello ha sido muy importante también la colaboración de la asociación Polivial Canarias, una entidad sin ánimo de lucro que está integrada en su mayoría por técnicos en Educación y Seguridad Vial y policías locales de la provincia de Santa Cruz de Tenerife. Su principal objetivo es el fomento de la Seguridad Vial en todos sus campos.
 Cabe recordar, además, que los alumnos del Colegio Montaña Pacho resultaron ganadores del pasado concurso de Educación Vial organizado por la Policía Local de La Laguna.

Artículo publicado por el periódico El Día sobre el trabajo de Miguel Mederos Perez de como cambiar el comportamiento con la educación vial.

LUNES, 7 DE MAYO DE 2012

Educación vi(t)al

Niños con problemas de conducta y timidez se convierten en instructores de tráfico para sus compañeros en el colegio lagunero de Montaña Pacho y superan sus dificultades. El docente Miguel Mederos, promotor del proyecto, prevé extenderlo a otros centros.
M. GÓMEZ, La Laguna
No son los mejores de la clase ni los más populares, pero se han convertido en un ejemplo y una guía para sus compañeros. Un grupo de alumnos de quinto y sexto de Primaria del colegio público Montaña Pacho, en La Laguna, ha demostrado a los demás, y también a sí mismos, que es posible cambiar, mejorar y superar las dificultades, y lo ha hecho de una forma insospechada: convirtiéndose en instructores de educación vial -y a veces en verdaderos guardias de tráfico- para el resto de niños del centro, desde los tres a los once años de edad.
Dirigido por el profesor y jefe de estudios Miguel Mederos, este proyecto busca terminar con varios "sambenitos": los que pesan sobre los estudiantes que participan en él, pero también los que sufren el barrio donde se ubica el colegio y, por extensión, este mismo. Aprendiendo, y luego enseñando, a respetar las normas de circulación, los niños interiorizan y también transmiten a su entorno que la manera en que uno se conduce en la vida tiene importancia. "Si das protagonismo a los chicos y crees en ellos, se cambian las cosas", explica Mederos.
Un circuito en las canchas deportivas del centro y un "aula vial" para los más pequeños. Estos dos elementos, más algunas bicicletas donadas por las familias -y otras que cederá la DGT- y uniformes, son los materiales que emplea el docente para desarrollar este proyecto. "Empezamos con pocos recursos y muchas ganas", recuerda. Poco a poco ha ido consiguiendo la ayuda de algunas instituciones, como el Ayuntamiento de La Laguna, que durante la pasada Semana Santa se encargó de pintar el circuito.
"Mezclamos niños con problemas de conducta y rendimiento y otros que son buenos estudiantes, pero que también tienen sus propios problemas, como la timidez", dice Mederos. Los resultados son palpables, como los propios protagonistas ponen de manifesto con sus palabras.
Bruno, uno de ellos, reconoce: "Me portaba mal y no hacía caso a los profesores. Don Miguel me ha ayudado a cambiar", y Mederos asiente: "Ahora viene a mi despacho a ayudarme". Para entrar en el "equipo vial", les ha pedido que mejoren su comportamiento, que sean "un ejemplo", y ellos están cumpliendo.
Por su parte, Yasmina pertenece al grupo de los introvertidos. Ella misma confiesa que es "muy, muy tímida". Aunque admite que todavía tiene que mejorar en este aspecto, ha hecho grandes progresos. Así, en un acto público, habló ante padres, profesores, policías locales y guardias civiles y un juez, cuenta su profesor con algo de admiración.
Lo que aprenden mediante esta experiencia no solo los convierte en peatones más prudentes y los prepara para ser buenos conductores en el futuro, sino que les permite aconsejar a sus familias y contribuir a un entorno más seguro. La proyección hacia el barrio es fundamental en el proyecto de Miguel Mederos, consciente de que son estos niños quienes pueden mejorarlo el día de mañana.
Al principio, una locura
De ser "cuatro señales mal puestas en un libro", la educación vial se convierte aquí en una materia práctica y viva. Que los alumnos preparen los materiales y enseñen a los demás es, al principio, "una locura", pero luego todo cambia: "Están más felices y las cosas son más sencillas".
Mederos no para. Las ideas lo desbordan. Prevé que los alumnos de otros centros acudan al colegio para participar en el proyecto, que también quiere abrir a otros colectivos, como asociaciones de discapacitados. Ha pensado, asimismo, en entregar a cada alumno del centro un carné por puntos. Quienes tengan un buen comportamiento conseguirán bonos para usar las bicicletas en los recreos. Los que las usen bien mantendrán los puntos y los que no tendrán la oportunidad de recuperarlos ayudando a sus compañeros.
Iniciativas como ésta -y como otras que se desarrollan en el colegio Montaña Pacho, relacionadas con el fomento de la lectura o los desayunos saludables- ayudan a que algunas de las situaciones negativas que tradicionalmente han afectado al centro se vayan solucionando poco a poco y que su imagen sea cada vez mejor.

Artículo publicado por La Opinión sobre el trabajo de Miguel Mederos Pérez en educación vial en el CEIP Montaña Pacho


LA LAGUNA

Unos agentes de tráfico muy especiales

El colegio Montaña Pacho corrige los comportamientos de niños problemáticos a través de un programa de educación vial

 03:20  
Una de las clases en el aula de educación vial.
Una de las clases en el aula de educación vial. la opinión
ALBA BLANCO
LA LAGUNA
Bruno Hernández, de 13 años, era un niño conflictivo. "Antes contestaba a los profesores, pegaba a mis compañeros y no hacía la tarea", reconoce el pequeño. Ahora, su labor como agente vial le ha convertido en un Bruno nuevo. Él es uno de los 13 alumnos integrantes del proyecto de seguridad vial que ha impulsado Miguel Mederos, jefe de estudios del colegio Montaña Pacho, a través del cual consigue corregir las malas conductas de los niños más problemáticos del centro.
Esta iniciativa, pionera en las Islas, surgió hace dos años con un doble objetivo: enseñar a los alumnos del centro seguridad vial a la vez que motivar el buen comportamiento de estos. El equipo de agentes viales integra a alumnos de 5º y 6º de primaria de tres tipos: niños con problemas de comportamiento o rendimiento escolar, alumnos que obtienen buenos resultados en el centro pero les cuesta relacionarse y niños que provienen de casas de acogida.
Es el jefe de estudios quien escoge a los alumnos que formarán parte del equipo: "Cada uno de los integrantes tiene una historia. Normalmente son niños que arrastran conflictos domésticos o familiares, que exteriorizan en el colegio", explica Mederos. En el caso de los internos en casas de acogida, "se les selecciona para contrarrestar los malos momentos que puedan pasar allí".
Como agentes viales, son los propios alumnos quienes se preparan los temas que van a enseñar al resto de estudiantes del colegio, desde 1º de educación infantil hasta 6º de primaria, que en total son alrededor de 300. Miguel les guía acerca de los contenidos que deben impartir: reglamentos de tráfico, significado de las señales o normas de comportamiento de los peatones, entre otros temas. Luego, ellos mismos se informan a través de internet, libros o preguntando a sus familiares.
Una vez que el equipo pone en común su aprendizaje, los chicos ya están preparados para ejercer de agentes viales. "Ellos mismos son partícipes y protagonistas de la enseñanza, y no receptores, como están habituados", cuenta Mederos. Según el jefe de estudios del colegio Montaña Pacho, "es una forma de educarles en valores que descubren por sí mismos, como la responsabilidad, teniendo en cuenta la problemática social que les envuelve".
Lo que Miguel Mederos impulsa con este proyecto es un tipo de educación basado en el concepto psicológico de la resiliencia, que se refiere a la capacidad de los individuos para sobreponerse a períodos de dolor emocional y traumas. "Lo que necesitan estos chicos es que se les valore y que se confíe en ellos. Solemos enseñarles de la forma equivocada, porque solo nos fijamos en lo malo", afirma el educador tras 15 años de experiencia.
Bruno es solo uno de los casos en los que la eficiencia de esta iniciativa resulta probada. Tras dos años como agente vial, desde que se probó el proyecto, familiares y profesores lo felicitan por su evolución, tanto personal como profesional. Ahora hace sus deberes a diario, incluso acude a menudo al despacho de "don Miguel", como lo llama, por si necesita algo.
"Don Miguel me ayudó a cambiar, a pensar y a portarme bien", asegura el alumno ante el orgullo del profesor. "Me gusta ser agente vial porque quiero ayudar a los niños hasta que se hagan mayores, para que no les atropelle un coche ni les hagan daño", afirma Hernández. El lema que le ha hecho cambiar es "si yo lo hago algo mal, los pequeños tomarán ejemplo de mí".
El que según Miguel "es un trabajador nato en cualquier tarea a que se le encarga", dejará el colegio Montaña Pacho el próximo año para pasar al instituto. Como para el resto de estudiantes de 6º de primaria, según Mederos, "el curso les hace cambiar para que su carta de presentación ante sus nuevos amigos y profesores sea lo mejor posible".
Una vez que acabe el curso escolar, cuando los alumnos del último año abandonen el colegio, serán los de 5º, con un año previo de experiencia en el equipo vial, quienes formen a los nuevos agentes que se incorporen al grupo. Mediante un acto de investidura, los veteranos entregarán a los novatos el uniforme y los materiales que emplearán durante la nueva etapa del proyecto.
Circuito
Para las clases de educación vial no existe un horario predeterminado. Tanto los escolares como el equipo de agentes dedican los recreos y horas extraescolares al aprendizaje de las normas de tráfico. El curso se imparte en dos áreas del colegio Montaña Pacho: un circuito recientemente pintado en el patio por efectivos del área de Seguridad Ciudadana del Ayuntamiento de La Laguna y un aula específica de educación vial.
Mientras que los exteriores se destinan a la parte práctica, donde los alumnos deben respetar, bajo indicación de los agentes, las vías y señalizaciones circulando en triciclos y bicicletas cedidos por los propios padres, el aula de educación vial está dividido en diferentes temáticas.
En la pizarra se imparten los contenidos teóricos con señales de tráfico elaboradas por los miembros del equipo. Para los más pequeños, existe una alfombra en la que figura dibujado un circuito básico, que deben recorrer con pequeños coches de juguete y muñecos playmobil donados por las diferentes familias, lo que también contribuye a mejorar la coordinación y psicomotricidad de los niños.
Uno de los próximas innovaciones que el proyecto incorporará de inmediato será un carnet por puntos del que dispondrá cada uno de los alumnos del colegio. Si su conducta durante las clases escolares es positiva, como premio el estudiante podrá acudir al circuito vial. Si su comportamiento es negativo, se le retirará un punto, que les impedirá asistir a las clases extraescolares y que solo podrán recuperar con una buena conducta. "De esta manera conseguimos que se porten bien, ya que tienen mucha ilusión por aprender sobre circulación, por lo que esto repercutirá también en el funcionamiento general del colegio", subrayó Miguel Mederos.
Este proyecto, que está punto de cumplir su segundo año de vida, resultó ganador del concurso de la Policía Local de La Laguna en 2011. Además, se ha presentado a otros certámenes de la Dirección General de Tráfico, que les va a ceder un grupo de bicicletas para su circuito del Ministerio del Interior y la Policía Nacional.
Representantes de estos cuerpos han acudido al centro ocasionalmente para enseñar a agentes y alumnos algunas normas de tráfico desde una perspectiva más profesional. Por otro lado, el equipo de seguridad vial ha organizado salidas por las calles del barrio para multar, de forma simbólica, a los vehículos y viandantes que cometan alguna infracción. Según el jefe de estudios del Montaña Pacho, "lo más positivo es que, no solo ellos aprenden, sino que a su vez influyen positivamente en la conducta de los padres". "Es una forma de educar también a las familias en educación vial", aseguró Mederos.
El promotor de este proyecto pretende extenderlo a otros centros educativos, dados los beneficios que reporta en el alumnado. "Hemos tenido casos de niños con fracaso escolar y situaciones familiares difíciles, por drogadicción, muerte o separación de los padres, que han salido adelante y se han superpuesto a los problemas gracias a esto", manifiesta el maestro. "Siendo ellos felices, yo también lo estoy", concluye.

¿Qué tienen en común Nelson Mandela y Miguel Mederos? Artículo publicado por la Fundación Mapfre. Educación Vial. Gracias por el regalo!

 

Experiencias

mayo 2012

La educación vial puede cambiar el mundo

El titular de este artículo puede parecer exagerado, pero es rigurosamente cierto. Si mejoramos la educación vial, no solo evitaremos la muerte de miles de personas, sino que contribuiremos a conseguir un planeta más habitable, donde movilidad, seguridad y sostenibilidad vayan de la mano. ¿Es una utopía? Quizás, aunque no somos los únicos que creemos en ella y, como muestra, aquí van algunos botones…
¿Qué tienen en común Nelson Mandela y Miguel Mederos? El líder sudafricano es probablemente el político más prestigioso del planeta, un referente ético en la lucha por los derechos humanos. Mederos es simplemente un profesor y jefe de estudios del colegio público Montaña Pacho, en La Laguna, Tenerife. Pero ambos están convencidos de que la educación vial puede cambiar el mundo y trabajan para ello dentro de sus posibilidades.
El proyecto de Mandela nace de una tragedia personal. Su bisnieta Zenani murió a los 13 años de edad en un accidente de tráfico en 2010, poco antes del comienzo del Mundial de Fútbol en Sudáfrica. En su honor, la familia Mandela presentó recientemente en Nueva York una campaña para promover la seguridad vial de los niños y jóvenes en todo el mundo. La campaña, que se encuadra dentro de la Década de Acción para la Seguridad Vial de la ONU, propone una serie de medidas para mejorar cascos, arcenes, carriles-bici y pasos de peatones (sobre todo en torno a los colegios).
También pide que se refuercen las legislaciones de todo el mundo en lo referente a la conducción bajo los efectos del alcohol, los cinturones de seguridad y las sillas para niños. Este último tema es de vital importancia en América Latina, como ya hemos analizado en ocasiones anteriores.
El proyecto del profesor Miguel Mederos se plantea a una escala más pequeña, pero no por eso menos importante. El docente ha ideado en su centro un sistema para convertir a alumnos con problemas en agentes de tráfico. Chicos y chicas de quinto y sexto de primaria se convierten así en instructores de educación vial para el resto de alumnos, que tienen entre tres y once años. Los cursos se imparten en el propio centro, que ha creado un circuito y un aula específica de seguridad vial.
Los niños seleccionados para ejercer de maestros de sus compañeros tienen distintos tipos de problemas: familiares, de rendimiento, de comportamiento o para relacionarse con otros alumnos. El objetivo es que se conviertan en protagonistas de su propia enseñanza, asuman su responsabilidad ante los demás y superen sus problemas sintiéndose útiles y valorados. Además, la interiorización de las normas de educación vial los llevará a evitar comportamientos de riesgo y a respetar a los demás. La transmisión de valores y conductas trasciende así el entorno escolar y puede mejorar la vida de toda su comunidad. Y por qué no, de todo el mundo.
La educación vial debe impulsarse desde las más altas instancias políticas hasta el comportamiento individual de cada uno de nosotros. Desde los hospitales, en los que las matronas pueden informar a las embarazadas sobre los sistemas de retención infantil que necesitarán, hasta los juzgados, en los que la reeducación vial se impone a los condenados por delitos de tráfico. Desde la ciencia, que inventa programas de educación vial virtual para personas con daño cerebral, y desde las escuelas, por supuesto.
La iniciativa del colegio Montaña Pacho de La Laguna (Tenerife) puede resultar inspiradora, como también puede serlo la participación de 130 niños almerienses en la grabación de un documental sobre seguridad vial o la exposición autoeditable Caperucita camina sola, ideada por el Centro Nacional de Educación Ambiental (CENEAM).
Todas estas ideas pueden aplicarse y adaptarse a otros contextos y lugares. Lo fundamental es que, de una forma u otra, nos impliquemos en la tarea de llevar la educación vial a todos los ámbitos de nuestra vida. Para contribuir a ello, puedes contarnos otras experiencias de educación vial que conozcas, tanto en el espacio para comentarios a continuación como en nuestras páginas de Facebook y Twitter.

Fabricamos pasta de dientes en el proyecto de huerto





En la línea de preparar a los alumnos en competencias básicas y con un aprendizaje útil para la vida, desde el proyecto que realizo de huerto ecológico y con la ayuda de Ariadna (trabajadora de huertos escolares del Cabildo), hemos enseñado a fabricar pasta de diente natural a los alumnos de infantil y al primer y segundo ciclo de educación primaria.







Los niños y niñas pudieron ver lo fácil que es elaborarla y además probarla.







                                                   ¡Todo un éxito!

Visita Fundación Don Bosco



Los alumnos de 5º y 6º de primaria visitaron la Fundación Don Bosco, ubicada en el antiguo colegio “Antigua Filial”, donde muchos de nuestros niños y niñas estudiaron.



En la visita se nos explicó la labor que realiza la fundación y cuáles fueron sus inicios.


 

Nuestro alumnado pudo observar como muchos jóvenes se preparaban para el mundo laboral.



En la fundación se preparan jóvenes para trabajar en hoteles como camareros y camareras de pisos 



y otro grupo se forma para reformar fachadas.



Los alumnos que pertenecen al Equipo Vial, ayudaron al resto de compañeros y al profesorado a crear una ruta segura, para llegar caminando, desde el colegio a la fundación y regresar. 






Quiero felicitar a la Fundación Don Bosco por el trabajo que están realizando con los jóvenes, entre todos podemos hacer un mundo más solidario.



¡Un abrazo!
Miguel A. Mederos Pérez.

Mil gracias por las donaciones para el proyecto de educación vial

El proyecto de educación vial crece porque los padres y madres de alumnos creen también en él y colaboran con sus donaciones. ¡Mil gracias!