Una ruta hacia la superación
El colegio Montaña Pacho integra a los alumnos con dificultades académicas gracias a un proyecto de educación vial
almudena cruz 25.03.2014 | 02:20
Los agentes viales del Montaña Pacho guían la circulación de sus pequeños compañeros en el patio.
josé luis gonzález
El entregado equipo docente del Centro de Educación Infantil y Primaria (Ceip) Montaña Pacho ha encontrado la manera de implicar a sus alumnos "más especiales" en una forma nueva de concebir las relaciones entre ellos y con su entorno, de sentirse útiles y orgullosos. Y el milagro se ha producido.
Los mismos pequeños que antes tenían problemas de comportamiento, que hacían la vida imposible a sus profesores o se peleaban con sus compañeros, ahora son los encargados de cuidar de que todos "cumplan las normas" como flamantes agentes viales. Algunos, como Andrés, que es autista, han conseguido abandonar el Aula Enclave e integrarse a una clase ordinaria. Son los pequeños grandes pasos dados en este colegio lagunero, sin apenas recursos pero con muchísima ilusión.
Para festejar el éxito de este proyecto educativo, el centro organizó ayer un acto de reconocimiento. Por un lado, Mederos y sus compañeros quisieron mostrar el éxito de los "agentes viales" que se encargan de transmitir sus conocimientos a sus compañeros. Por el otro, también había llegado el momento de entregar los nuevos y flamantes carnés oficiales de "conductores de bici" a los alumnos del centro.
Para la ocasión, acudieron como invitados representantes de la Consejería de Educación, el capitán de la Guardia Civil Juan Carlos Ubero y la coordinadora de Educación Vial de la Dirección General de Tráfico (DGT), Cristina Espada. La importancia de la celebración también hizo necesaria la presencia de la concejal de Educación del Ayuntamiento de La Laguna, Cruci Díaz.
Para recibir sus nuevos carnés, dos por clase, los pequeños alumnos de Montaña Pacho (con edades comprendidas entre los tres y los seis años) superaron unos exámenes que fueron corregidos por los profesionales de la DGT. "Nos hemos llevado una grata sorpresa con ustedes, porque todos han superado la prueba", explicó Espada durante el acto. "Este centro ha sabido dar con el espíritu verdadero de la Educación Vial, que es el de ser buenas personas además de buenos conductores", añadió.
Los dos niños o niñas con mejor comportamiento y actitud durante las clases, podrán hacer uso en el recreo de los permisos de conducir de su grupo. Disfrutarán, por tanto, de las bicicletas disponibles en el circuito del patio del colegio, diseñado por el Ayuntamiento de La Laguna.
Si no se portan bien o si se produce algún problema en el circuito, la clase podría perder alguna de esas licencias. "En el circuito no habrá profesores, solo los agentes viales. Si me informan de alguna infracción grave, podríamos retirar el permiso y eso perjudicaría a toda la clase", explicó el profesor a sus atentos alumnos.
Como en la vida real, también hay opciones para recuperarlo. "A los adultos se les ponen multas económicas, pero eso aquí no lo vamos a hacer", continuó Mederos. "Cuando hay personas que no pueden pagar ese dinero, pueden compensarlo haciendo labores para la sociedad. Eso es lo que vamos a hacer", precisó.
De esta forma, los pequeños infractores podrán recuperar el permiso de conducir de su clase ayudando a sus profesores, recogiendo la clase al finalizar el día o colaborando con aquellos compañeros que avanzan más lentamente en las asignaturas. Como la vida misma.
"Tras cinco años trabajando, hemos sido testigos de cómo se producen cambios asombrosos en los chicos", explicaron los responsables del centro educativo. Los agentes especiales son escogidos entre alumnos que pasan por distintas circunstancias. Los hay que son excesivamente tímidos y que, tras enseñar a sus compañeros las normas de circulación y guiarlos por el circuito, terminan superando sus limitaciones. También son escogidos aquellos con más dificultades académicas y algunos de los que participan en el Aula Enclave, que son las clases donde son escolarizados los alumnos con necesidades educativas especiales.
Con la paciencia de los profesores y la posibilidad de tomar el rumbo de su propio comportamiento, en Montaña Pacho han conseguido cambios espectaculares. "En ocasiones se da por supuesto que un determinado niño o niña seguirá un derrotero inexorable, a veces solo hace falta enseñarle el otro camino", reflexionó Mederos.
Montaña Pacho ha logrado, asimismo, involucrar en esta iniciativa a padres, madres y profesores. "Cuando empezamos, nosotros mismos fabricamos los pequeños coches de cartón con los que los niños recorrían un circuito que elaboramos con cintas en una clase", recordó Mederos. Ahora, además de su flamante circuito en el patio del recreo, los niños disponen de bicicletas y de un pequeño coche de batería que hace las delicias de los más pequeños.
La comunidad educativa ha donando estos vehículos y es posible que, con el tiempo, nuevos benefactores se dejen conquistar por estos pequeños agentes de tráfico y les proporcionen nuevas bicicletas, coches o correpasillos. El cambio, al final, es contagioso.
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